Ron Mueck trae su País de Las Maravillas a La Boca

Al ingresar a la primera sala de Fundación Proa, el público queda anonadado por la presencia de una cabeza gigante que descansa plácidamente...

Al ingresar a la primera sala de Fundación Proa, el público queda anonadado por la presencia de una cabeza gigante que descansa plácidamente frente a ellos, tan real que pocos se atreven a acercarse por temor a despertarla. La proporción de las figuras cambian constantemente, con la intención de hacer sentir a los observadores pequeños y gigantes frente a ellas.


                                         77 x 118 x 85 cm, Foto gentileza de Maleva


                                         
En la siguiente sala, los visitantes crecen varios centímetros para apreciar una obra en la que Mueck logra congelar la discusión de una pareja de adolescentes. En esta, de apenas 89 X 43 X 23 cm, se pueden apreciar con sutileza los gestos faciales y corporales: Los ojos hinchados de ella, por haber llorado; la mirada de él atemorizante y con una de las manos que aprieta el antebrazo de la joven.

En el tercer espacio, los visitantes se sorprenden al ver a dos ancianos de gran tamaño, 300 x 400 x 350 cm, sentados bajo la sombrilla en un día de playa. Parecen tener una relación amorosa, que precisamente no está pasando por el mejor momento, o simplemente se acostumbraron a estar así. Él se encuentra enajenado, con la mirada perdida hacia el frente. Ella, que todavía conserva la alianza de casamiento, lo observa atentamente, parece esperar una respuesta. Lo que sobresale en esta, son los signos físicos de la vejez, como los pliegues, arrugas y lunares

A pocos pasos, se encuentra un viejo bote y un hombre perturbado y desnudo que se pierde en este, 159 x 138 x 425,5 cm, que transmite profunda soledad y tristeza. Está encorvado, con los brazos cruzados y la mirada esquiva. La presencia de este sujeto es inquietante ¿De quién escapará? ¿Hacia dónde irá?

En la exposición también impactan otras creaciones, que al igual que el resto parecen estar vivas y en movimiento, como un adolescente de piel oscura que le han hecho un tajo debajo del pecho y su expresión despreocupada; una mujer cansada que vuelve del supermercado con dos bolsas pesadas y un bebé en un ataque de llanto; un hombre con su reloj dorado toma sol en una cama inflable y su cuerpo y sus manos representan una cruz, entre otras.

Ron Mueck conmueve con estas piezas hiperrealistas. Recrea a la figura humana a la perfección, inspirándose en cuerpos ajenos y en el suyo, incluyendo los bellos, las uñas y las manchas en la piel. Para generar este fabuloso efecto, utiliza materiales sintéticos, como resina, fibra de vidrio, silicona, pinturas acrílicas y pelo humano.


                                                               Foto gentileza Arcstreet


Se puede visitar  este País  de las Maravillas desde el 16 de noviembre de 2013, hasta el 23 de febrero de 2014 en Fundación Proa y a partir  del 19 de marzo de 2014 hasta el 1 de junio de 2014 en el Museo de arte contemporáneo de Río de Janeiro.
Esta exhibición fue realizada por Fondation Cartier pour l’art contemporain  y curada por su director Hervé Chandès  y su curadora asociada Grazia Quaroni.

Notas relacionadas

0 comentarios